Más allá de esa decisión, la dirigencia de la CGT resolvió pedirle una reunión a Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y flamante presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, con la idea de inaugurar una nueva etapa en sus tradicionales relaciones con los máximos referentes de la Iglesia.
Participaron del encuentro cegetista sólo uno de sus cotitulares, Héctor Daer (Sanidad), ya que, además de Pablo Moyano, tampoco concurrió Carlos Acuña (estaciones de servicio); el anfitrión, Andrés Rodríguez; Gerardo Martínez (UOCRA), Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Sergio Romero (UDA), Rodolfo Daer (Alimentación), Alejandro Amor (municipales porteños), Julio Piumato (judiciales), Jorge Sola (seguros), Cristian Jerónimo (vidrio) y Miguel Paniagua (espectáculo público).
En la discusión que mantuvieron los dirigentes gremiales, también se analizaron algunos conflictos laborales y hablaron de ratificar públicamente el respaldo de la CGT a los gremios con problemas, aunque varios de ellos terminaron reconociendo que hay signos positivos en el gobierno de Milei: “Hay ciertos rebrotes económicos y recuperación de fuentes de trabajo, que marcan una tendencia positiva”, dijo a Infobae uno de los sindicalistas que estuvo en UPCN.
La ausencia de Pablo Moyano estaba prevista luego de sus declaraciones inconsultas sobre un nuevo paro o movilización de la CGT. Un jefe cegetista estuvo en contacto en las últimas horas con Hugo Moyano, el líder del Sindicato de Camioneros, para plantearle sus quejas por la postura de su hijo mayor y habría recibido certezas de que no comparte la actitud irreductible del díscolo dirigente.
Más allá de haberse impuesto la posición de los dialoguistas, los sindicatos del transporte irán a la carga por una nueva medida de fuerza por su cuenta, tal como hicieron el 30 de octubre pasado. Una de las ideas de esta fracción dura del gremialismo es reunirse con las confederaciones de gremios de energía (CATHEDA) y de la industria (CSIRA) en busca de consenso para una protesta antes de fin de año. Que es lo que la mayoría de la CGT decidió no concretar al menos hasta 2025.